Tradiciones que deseamos mantener vivas
Para muchas culturas modernas, los solsticios y los equinoccios ya no son tan importantes. Antes, el calendario era de vital importancia, mucho más de lo que lo es ahora, y la gente quería saber qué era lo que iba a pasar, para poder estar preparados. Pero en la actualidad, somos una cultura mucho digital, por lo que tenemos menos conexión con el cielo y la tierra.
Las únicas personas, que al día de hoy, realmente prestan atención a lo que ocurre en nuestros ciclos de forma regular, sigue siendo la gente que trabaja la tierra, porque es importante para nosotros las estaciones de cultivo y de cosecha.
La observación de estos acontecimiento es tan antigua como la humanidad. Los primitivos habitantes de nuestro planeta comprobaron que a partir de un día determinado, -en el solsticio-, el sol perdía su fuerza, la disminución de la luz era evidente y éstos, desconociendo la razón, pensaban que al final el astro rey no volvería a salir, lo que les hacía temer por su supervivencia. Ahí empezó la historia de
los rituales de adoración al sol, las plegarias, el encendido de hogueras y antorchas como símbolo de la luz que ilumina la oscuridad.
Veneraron su energía para congraciarse con este principio divino del logo que les daba el calor de la vida. Estas costumbres fomentaron en la cultura popular muchas creencias referentes al poder del sol.
En nuestro México antiguo, los guerreros aztecas dedicaban muchos rituales al culto solar para que la “renovación de los fuegos”, ayudara a la tierra y al ser humano a respetar los ciclos y a obtener buenas y abundantes cosecha, así como salud.
En Secuoya queremos recuperar esos saberes ancestrales, donde seguimos prestando mucha atención a algunos alineamientos naturales, trayendo a nosotros el misticismo y poderes sobrenaturales que siempre vienen unidos a esto. Es por esto que, invocando a los Elementales, es decir a los espíritus de los elementos de la naturaleza, realizamos una hermosa ceremonia de fuego, como parte de una tradición que nos ha dejado leyendas y mucho folklor musical.
Ofrendas de cantos y palabras de transformación.
El fuego es y será siempre, el circulo que nos une.
Namaste~
Secuoya
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